Aproveché un despiste de Lara para subir a la habitación de Catalina. Ellos ya estaban allí. Tumbados sobre la cama, David le estaba...
Aproveché un despiste de Lara para subir a la habitación de Catalina. Ellos ya estaban allí.
Tumbados sobre la cama, David le estaba comiendo las tetas mientras su rabo se salía del bañador.
Intimidado, pero cachondo, temí estar interrumpiendo una fiesta privada donde acudía sin invitación.
— Pasa la llave—dijo Catalina con una sonrisa.
Cerré y me acerqué tímidamente a la cama. El rabo ya se me había puesto morcillón, y aunque primero sentí vergüenza de empalmarme, Catalina me estaba esperando con cara de cachonda.
De rodillas sobre la cama, Catalina me comía la boca con su mano en mi polla mientras David aprovechaba para lamerle el coño.
Excitada me ordenó deshacerme del bañador, y clavando su deseosa mirada en mi rabo, se lanzó a metérselo en la boca a toda prisa.
David alternaba su comida de coño con follárselo despacio con sus largos dedos. Jadeando de placer, Catalina agarraba mi polla rodeando el cabezón con su vaho caliente.
A Catalina le gustaba mandar. Era la Dama y Señora de dos sumisos dotados dispuesto a hacer cuanto ella deseaba que hiciéramos. Y así nos ordenó ponernos en pié, uno al lado del otro, mientras ella seguía de rodillas sobre la cama. Sus ojos, abiertos de par en par, observaban nuestras pollas con gran apetito.
Nos hizo ponernos de frente y juntar nuestros rabos para medirlos. La boca de David estaba a unos centímetros de mi boca. Su cuerpo casi unido al mío me llevaba a un estado de máxima excitación dónde mi único deseo era abalanzarme sobre él. Mi polla estaba pegada a su polla. Ambos rabos se estaban tocando, y aunque yo le ganaba en dos o tres centímetros, su grosor era claramente superior al mío.
Ahora nos ordenó separarnos lo suficiente para agarrar cada uno de los rabos y juntarlos a su antojo. Sí, quería comerse ambas pollas a la vez, y lo hizo, claro que lo hizo, mientras chocaba los glandes unos con otros aprovechaba para chupar ambas pollas.
También los alternaba para metérselos en la boca.
David le follo la boca hasta dejar su pollón completamente babeado. Catalina, muy cachonda, lamió sus babas justo antes de decidir que era hora de comerme la boca. Saber que su saliva había estado hace nada sobre la polla de David me excitó como nunca. Era como estar comiéndole el rabo.
Mientras Catalina y yo nos comíamos la boca como locos, David volvió a su coño. Primero se lo comió, luego nos ordenó acostarnos, y cuando ya estábamos como él quería: Catalina tumbada de lado, comiéndome la boca, meneándome el rabo, y yo, yo tocándole las tetas, David aprovechó para clavarle todo el pollón en su húmedo y jugoso coño. Entonces le comí el cuello hasta bajar a sus pechos. Le comí los pezones, y seguí bajando hasta su ombligo. Y seguí bajando hasta encontrarme cara a cara con su coño penetrado por David. No pude parar, Catalina tampoco quería, y conduciéndome con sus manos, comencé a comerle el clítoris con la polla de David a unos centímetros de mi lengua. Queriendo y sin querer, mi lengua no solo acariciaba sus labios, también acariciaba el pollón grande y gordo de David mientras entraba y salía mojado.
Buscando acomodarme, sin ánimos de alejarme de lamer su coño y la polla de David, me vi tumbado, de lado, con mi polla en la boca de Catalina y el rabo de David bombeando tan fuerte su coño, que de repente se salió, yendo a parar accidentalmente a mi boca.
Durante escasos pero intensos minutos, David me había follado la boca.
Primero sentí miedo, miedo a que supieran que su polla estaba en mi boca. Incluso barajé la posibilidad de sacarla y devolverla al coño, pero estaba tan cachondo que no solo dejé que me follara la boca, sino que aproveché para rodearla con mi lengua y exprimir todo su sabor.
En ese momento supe que el trío solo acababa de empezar, y prometía, claro que prometía.
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- Aunque son independientes, los relatos se complementan. ¡No te pierdas ninguno!
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