— ¡Date la vuelta! —volví a ordenar. Mi presa se mostró dubitativa y nerviosa, y sujetándome el rabo con una mano se qu...
— ¡Date la vuelta!—volví a ordenar.
Mi presa se mostró dubitativa y nerviosa, y sujetándome el rabo con una mano se quedó esperando, incrédulo.
Entonces tuve que indicarle cómo debía ponerse, y accedió: sus manos se apoyaban sobre la tapa del váter, su culo miraba mi rabo.
Me agarré la polla, escupí sobre la punta, y con la otra mano abrí sus nalgas y llevé mi pollón hasta su agujero virgen y prieto. Sin soltar mi polla comencé a meterla. Él gimió e intentó escapar, pero con otra embestida el cabezón del rabo ya se abría paso.
Llevé mis manos a su cintura, y con un ligero empujón entré un poco más en su culito.
Mi presa jadeaba, jadeaba mientras, con su mano, intentaba impedir que mi polla entrara en su culo.
¡Me revolucionó!
Otro pibe entró en el baño, y durante el tiempo que tardó en mear y salir, mi rabo se quedó quieto con el capullo dentro de su culo. Cuando salió, mi presa estaba hambrienta de rabo, e impulsándose con las manos sobre la tapa del váter, motivó que mi polla se adentrara unos centímetros más.
Su culo estaba tan prieto y cerrado, que tanta presión sobre el rabo me provocaron unas ganas locas de correrme. Pero no lo hice, todavía no. Con mis manos en su cintura, lo fui embistiendo con movimientos bruscos pero cortos, uno tras otro, mientras sentía mi rabo cada vez más dentro, y más, y más dentro. Su culo se estaba tragando mi rabo literalmente ¡Y me encantaba! Me encantaba ver toda mi polla perdida entre sus nalgas.
Mi presa jadeaba en silencio, ahogándose en su propio orgasmo, y yo en el mío.
Todavía me quedaba poco más de media polla para que mis pelotas rebotaran con las embestidas cuando dos pibes entraron en el baño. Cachondo, imaginé follármelo rápido para forzar sus gritos y que nos descubrieran, pero me contuve, tenía que hacerlo, y volviendo a quedarme quieto, mi polla esperó paciente dentro de su culo a que los pibes terminaran.
Pero mientras el secador de manos inundaba el baño no pude resistirme, y con un golpe rápido y seco, mi polla recorrió unos centímetros más.
Mi presa gimió, gimió de dolor, y su mano volvió a intentar evitar que mi polla entrara.
Cuando por fin nos quedamos asolas, me agarré a su cintura para que no volviera a escapar, y otra vez, esta vez más despacio, seguí metiendo el rabo con suavidad, recordando cómo me folló Khaled en la playa, pero sin su paciencia. En cuánto sentí que estaba dentro me volví loco y lo embestí con fuerza una y otra vez, una y otra vez, y ya su culo estrecho permitía que mi rabo se abriera camino dentro de él.
No paré hasta sentir plena libertad dentro de su culo. Sus gritos ahogados me ponían cada vez más cachondo, y ver cómo intentaba menearse la polla entretanto más me excitaba, y más, y seguí follándome su culito rítmicamente hasta que mis pelotas rebotaron con cada embestida.
Por primera vez tenía mis 22.5 centímetros de polla completamente dentro de alguien, y la excitación no podía ser mayor. Mi presa gemía como un loco, estaba siendo incapaz de reprimir más sus gritos, su culo se contraía atrapando mi polla cada vez con más frecuencia e intensidad, obligándome a morir de gusto, explotar, y petarle el culo de leche mediante una corrida que parecía no tener fin.
Exhausto de placer, la dejé dentro mientras recuperaba el aliento.
Cuando saqué la polla de su culo, mi leche empezó a derramarse lentamente a través de su agujero abierto. No solo me había manchado el rabo de lefa, también había rastros de sangre, y un regalito poco sensual.
Me limpié y salí sin decir nada. Él fue tras de mí, con la misma sonrisa tonta que tuve yo después de que Khaled me follara. Ahora mi presa sentiría mi rabo dentro, y mi recuerdo, posiblemente, lo acompañaría siempre.
Y otra vez, sin pretenderlo, Khaled había vuelto a mis pensamientos.
Debiendo obviar su indiferencia y sus más que probables ganas de no saber de mí, decidí que era hora de hacer ejercicio y apuntarme al gimnasio...
Por ejemplo, al de mi primo.
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- ##check## ¡ADVERTENCIA!
- Aunque son independientes, los relatos se complementan. ¡No te pierdas ninguno!
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